Con los años, he aprendido que una persona no deja de salir del closet nunca. Salir de closet no solo es decir tu orientación sexual al mundo, ni decir a qué género te sientes atraído, tiene que ver con la persona que eres, tus gustos, tu preferencia musical, la comida que ya no te gusta, las ideas políticas o religiosas contrarias que tengas con tu familia o amigos. Salir del closet es decirle al mundo que están equivocados con sus suposiciones sobre ti.
Nunca me sentí cómodo con las etiquetas. La sociedad te pone mucha presión en cuanto a determinar quién eres y qué es lo que te gusta, y en la desesperación de encontrar mi verdadero yo y de alguna manera sentir que pertenecía a un grupo, tuve que asumir que era gay porque me gustaba un hombre. Más bien, era el rechazo de etiquetas que la sociedad me impuso y que me obligó a ponerme esta etiqueta de “quién soy”: un varón de nacimiento que le atraen física y sentimental los varones, por ende gay.
Desde los 14 adopté una postura acorde a mis sentimientos y a lo que creí que era correcto, pero en el fondo sabía que yo era alguien más. Mirarme en el espejo ya no era saludable para mí y cada día trataba de no quererme menos de lo que merezco.
No fue hasta hace que cuando entré a Thoughtworks que comprendí que las etiquetas y los nombres son para los códigos, y aún así, tienen permitido migrar, cambiar, variar o ser fluidos.
Encontré una comunidad abierta,que me ayudó a darme cuenta que no quiero ser un hombre gay, solo porque así debe ser.
Ahora puedo comprender que estoy entre algo más grande, en una comunidad que hace que me sienta cómodo, escuchado y sobretodo aceptado. Dónde puedo ser y decido que no ser.
Si tuviera que etiquetarme para que la persona que me está leyendo entienda en dónde estoy parado, diría que en una fina línea entre hombre y mujer, en dónde hay un poco de ambas cosas dentro de mí y eso me ha hecho amarme un poco más.
Thoughtworks no solo ha demostrado ser un lugar en donde están personas de todo tipo. Sino que te invita a descubrir desde lo más profundo, desde lo más íntimo, desde tu corazón.
Uno nunca deja de salir del closet y no es necesario gritarlo a voces, solo debes decírtelo a ti y encontrar a la gente que no te dirá nada si en tu siguiente década decides volver a salir del closet, más fuerte, más grande y amándote un poco más.
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